Tal y como ya habíamos anunciado, iniciamos la salida
durante este puente de todos los santos, el viernes a una buena hora de la
mañana. Para poder alcanzar nuestro lugar de destino, nos dirigimos dirección a
un lugar ya visitado recientemente por nosotros, Laujar de Andarax.
Tras pasar Laujar de Andarax, Fuente Victoria y Fondón,
llegamos finalmente al pueblo de Ohanes, donde aprovechamos para comprar pan recién
hecho y elaborado en este recóndito municipio almeriense.
El primer reto que pronto encontraríamos no era sin mas que
el camino de tierra por donde debíamos atravesar hasta el área recreativa del
Collado del Espino. El mal estado de este camino por el mal tiempo de los
escasos días anteriores, iba a ser un preludio de cómo encontraríamos parte del
trayecto por el cual debíamos cruzar hasta llegar hasta el Cerro del Buitre.
Una vez estacionado los vehículos, emprendimos la marcha siguiendo atentamente
a las balizas indicadoras que íbamos encontrando a nuestro paso por el Cerro
del Cerrajero. En nuestro tránsito por
la cima del Peñón de la Porlarda, nos cruzamos a unos escasos 30 metros con un
joven grupo de cabras montesas algo curiosas por nuestra presencia allí. A pocos minutos de nuestro avistamiento con este peculiar de cabras montesas, localizamos el Refugio Vivac de la Polarda, el cual ya teníamos
conocimiento de él, donde nos tomamos un merecido descanso para almorzar y
descansar un rato.
Dado que el tiempo empezó a empeorar de manera inminente,
decidimos suspender nuestro avance hasta el Cerro del Buitre, donde teníamos
previsto acampar. La escasez de luz y las fuertes rachas de viento acompañadas
de agua-nieve nos hicieron replantear la continuidad hasta el lugar de destino
final y nos pusimos a recoger leña de las ramas caídas que nos encontramos
alrededor para posteriormente prender una hoguera en el Refugio Vivac de la
Polarda.
La noche hizo aparición a muy tempranas horas por lo cual dimos
comienzo a una calurosa velada resguardados de las malas inclemencias del
tiempo. Así y como habíamos ya ideado con anterioridad, preparamos unas
castañas en la lumbre para amenizar la noche y entrar en calor.
Al día siguiente, el tiempo dio algo de tregua a primeras
horas de la mañana, aprovechamos esta
situación para recoger nuestro equipaje, limpiar el refugio, recoger basura
para llevarla de vuelta y dejar leña para los próximos visitantes. No perdiendo un instante mas para evitar una recaída
en la mejora del tiempo, comenzamos el descenso de la cima, sin encontrar
ningún impedimento significativo a excepción del trayecto de vuelta en coche
por el camino por el cual llegamos al área recreativa. Hubo tramos que se había
convertido en barrizales y otros estaban semihundidos. Finalmente con
precaución conseguimos salir del camino de tierra e iniciamos nuestro
recorrido de vuelta.
En esta ocasión no pudimos cumplir nuestro objetivo final, pero tomamos nota para en un futuro poder retomar nuestro propósito donde se quedó.
En esta ocasión no pudimos cumplir nuestro objetivo final, pero tomamos nota para en un futuro poder retomar nuestro propósito donde se quedó.