lunes, 5 de noviembre de 2012

Crónica de la Ruta de Senderismo y Acampada en Ohanes


Tal y como ya habíamos anunciado, iniciamos la salida durante este puente de todos los santos, el viernes a una buena hora de la mañana. Para poder alcanzar nuestro lugar de destino, nos dirigimos dirección a un lugar ya visitado recientemente por nosotros, Laujar de Andarax.

Tras pasar Laujar de Andarax, Fuente Victoria y Fondón, llegamos finalmente al pueblo de Ohanes, donde aprovechamos para comprar pan recién hecho y elaborado en este recóndito municipio almeriense.

El primer reto que pronto encontraríamos no era sin mas que el camino de tierra por donde debíamos atravesar hasta el área recreativa del Collado del Espino. El mal estado de este camino por el mal tiempo de los escasos días anteriores, iba a ser un preludio de cómo encontraríamos parte del trayecto por el cual debíamos cruzar hasta llegar hasta el Cerro del Buitre. Una vez estacionado los vehículos, emprendimos la marcha siguiendo atentamente a las balizas indicadoras que íbamos encontrando a nuestro paso por el Cerro del Cerrajero.  En nuestro tránsito por la cima del Peñón de la Porlarda, nos cruzamos a unos escasos 30 metros con un joven grupo de cabras montesas algo curiosas por nuestra presencia allí. A pocos minutos de nuestro avistamiento con este peculiar de cabras montesas, localizamos el Refugio Vivac de la Polarda, el cual ya teníamos conocimiento de él, donde nos tomamos un merecido descanso para almorzar y descansar un rato.







Dado que el tiempo empezó a empeorar de manera inminente, decidimos suspender nuestro avance hasta el Cerro del Buitre, donde teníamos previsto acampar. La escasez de luz y las fuertes rachas de viento acompañadas de agua-nieve nos hicieron replantear la continuidad hasta el lugar de destino final y nos pusimos a recoger leña de las ramas caídas que nos encontramos alrededor para posteriormente prender una hoguera en el Refugio Vivac de la Polarda.

La noche hizo aparición a muy tempranas horas por lo cual dimos comienzo a una calurosa velada resguardados de las malas inclemencias del tiempo. Así y como habíamos ya ideado con anterioridad, preparamos unas castañas en la lumbre para amenizar la noche y entrar en calor.


Al día siguiente, el tiempo dio algo de tregua a primeras horas de la mañana,  aprovechamos esta situación para recoger nuestro equipaje, limpiar el refugio, recoger basura para llevarla de vuelta y dejar leña para los próximos visitantes.  No perdiendo un instante mas para evitar una recaída en la mejora del tiempo, comenzamos el descenso de la cima, sin encontrar ningún impedimento significativo a excepción del trayecto de vuelta en coche por el camino por el cual llegamos al área recreativa. Hubo tramos que se había convertido en barrizales y otros estaban semihundidos. Finalmente con precaución conseguimos salir del camino de tierra e iniciamos nuestro recorrido de vuelta.

En esta ocasión no pudimos cumplir nuestro objetivo final, pero tomamos nota para en un futuro poder retomar nuestro propósito donde se quedó.