El 12 de octubre es una oportunidad más para tomar las calles con un único
objetivo: demostrar el orgullo que se procesa a una nación que desde hace
tiempo diversas instituciones tratan de fracturar.
Estas instituciones se aferran a argumentos de dudosa
credibilidad para conseguir su objetivo, pero una vez más, se han topado cara a
cara con su peor enemigo: el sentido común, bandera de todos aquéllos que
estuvieron presentes el viernes 12 de octubre en cada punto de la geografía
española.
Barcelona, por ejemplo, uno de los núcleos principales del
movimiento independentista, contó con la presencia de orgullosos ciudadanos que
se concentraron para hacerse oír, ya que la casta política autóctona no les
deja hacerlo durante el resto del año. ¿Dónde está esa libertad de expresión y
de pensamiento con la que tanto se le llena la boca a la izquierda más rancia
de este país?
Tras esta jornada reivindicativa, el pasado 21 de octubre
tuvieron lugar las elecciones en Galicia y Vascongadas. En las primeras volvió
a salir victorioso el PP, formación política que ha recortado sueldos, quitado
pagas extras y engañado al pueblo, entre otras muchas cosas. Dicen que el
hombre es el único animal que tropieza dos veces; he aquí un claro ejemplo.
Por otro lado, por las tierras vascas, el PNV retoma el
gobierno, desbancando al obsoleto PSOE. Sin embargo, las desgracias nunca
llegan solas: los partidos nacionalistas han conseguido una gran mayoría,
logrando 48 escaños de los 75 disponibles en el parlamento vasco. La cara más
amarga vuelve a tener un sello 'likiniano'. Se trata del aumento de escaños de
la formación EH Bildu, estrechamente relacionada con la banda terrorista ETA, e
incapaz de condenar los atentados de ésta.
La percepción que se puede obtener de esto, no es mas que un
cambio por parte de la banda terrorista por reemplazar las capuchas por las
urnas, manteniendo las armas bajo la mesa electoral.
¿Cómo permiten, jueces y gobernantes, que un partido que
retira enseñas nacionales de edificios públicos de sus ayuntamientos, se
presente a unas elecciones, más aún si cabe después de conocer la complicidad
con bandas terroristas armadas?
Dicho esto, sólo queda una solución: gritar al viento por la
unidad de España, demostrar tolerancia cero contra aquéllos cuyo vehículo
político son las armas y contra aquéllos
que quieren la destrucción de nuestra nación. Para todos ellos, nuestro más
sincero rechazo.